¿Por qué Canadá debe ser tu próximo destino? ¡Conoce estas cinco ciudades que te dejarán WOW!

Amo profundamente hacer road trips. Y para llegar hasta Canadá, lo hice en auto desde Maryland, en Estados Unidos. Un camino donde el verde predomina en gran parte del trayecto. Te invito a descubrir cómo fue este viaje por las Cataratas del Niágara, Toronto, Ottawa, Montreal y Québec, cinco imperdibles de este tremendo país.

Por @caro_itinerante 

Las Cataratas del Niágara, un espectáculo de la naturaleza

Es la primera parada si es que ingresas a Canadá desde el estado de Nueva York. Por supuesto, la principal atracción de esta zona son las cataratas del río Niágara: potentes, icónicas, inolvidables. Y lo más maravilloso es que puedes acercarte, casi ingresar, a esta gran caída de agua. 

Te recomiendo sí o sí - así vayas en pareja, en familia o con amigos - tomar el barco Maid of the Mist que te deja prácticamente en plena cascada (por supuesto, quedas empapado, ¡el impermeable es un must!).

Y después, haz la caminata por detrás de las cataratas, Journey behind the falls se llama el tour. Son una especie de túneles que están por detrás de esta maravilla y, por lo menos a mí, me pareció incluso más entretenido que el barco. 

Toronto desde la altura

A casi dos horas desde Niágara está la reconocida ciudad cosmopolita, diversa y moderna de Canadá. Hablo de Toronto, la metrópolis perfecta para ir con amigos: tiene barrios temáticos, como la pequeña Italia y el Barrio Chino; se realizan torneos de NBA y hay mucho arte urbano. 

Una atracción que no debes dejar pasar es subir el símbolo de esta ciudad: la Torre de CN, una construcción de 553 metros de altura que tiene un piso de vidrio en lo más alto y que te lleva la adrenalina a la cabeza.

También tiene un restaurante y la caminata por todo el borde de su cúspide (edgewalk). Esta última actividad está desde el 2011, vas amarrado de un arnés y tiene el reconocimiento Guinness al ser la caminata exterior más alta del mundo. ¡Solo para valientes!

Ottawa, la verdadera capital canadiense

Muchos creen que Toronto lo es, pero no. Ottawa es una capital familiar, con museos interactivos y de clase mundial, tours en bote por el canal de la ciudad y llena de historia. Aquí destacan los edificios gubernamentales y la gran oportunidad que ofrece la ciudad para aprender de historia y política.

¿Imperdibles? Varios. Sí o sí tienes que asistir a la ceremonia del cambio de guardia en el Parlamento (es gratuita). Si vas en invierno, puedes patinar sobre hielo en el canal Rideau. Y si vas en verano, andar en kayak. Y por último no dejes de visitar el mercado ByWard donde encontrarás gastronomía, arte, shopping y cultura. Visita su sitio web oficial aquí. 

Montreal, romanticismo a la francesa

De todas, fue mi ciudad favorita. Diversa, bohemia, con música en la calle y el francés a la orden del día. El barrio Old Montreal ofrece arquitectura histórica junto al río. Si te gustan las construcciones religiosas, ingresa de todas maneras a la Basílica Notre Dame, con todo su estilo gótico digno de fotografiar.

También tienes el mercado Jean-Talon y la caminata por el borde del río, donde hay tiendas y restaurantes para disfrutar de la vibra de esta ciudad.

Québec, como sacado de un cuento

Caminar por las calles de Québec es como viajar en el tiempo con una baguette en la mano y una playlist de Edith Piaf de fondo. Declarada Patrimonio de la Humanidad, es un rincón de Europa en pleno Canadá. En invierno, la ciudad se enciende con su famoso carnaval, y en verano, vibra con espectáculos al aire libre, ferias y vida callejera. En época navideña las tiendas se roban la película y la nieve, también.

En esta ciudad de cuento puedes navegar por el río San Lorenzo y recorrer el Petit-Champlain, uno de los barrios más fotogénicos de ese lado del mundo. ¿La guinda de la torta? Todo está dicho en francés, lo que hace que hasta pedir un café se sienta chic.