Cuando me preguntan cual es mi ciudad favorita ( probablemente una de las preguntas mas difíciles de responder ) Vancouver es la primera que viene a mi mente. Fue un destino accidental a principios del milenio, no lo elegí por vacaciones sino porque hace quince años viví en British Columbia e ir a “Van” como la llaman los locales, era un panorama recurrente durante los casi dos años que viví allá.
Este verano volví, y fue como un reencuentro con uno de esos antiguos amores, de los buenos, de esos que te preguntas por que se terminó si aun había amor, pero que felices se vuelven amigos por que mas no pueden ser. Tengo mi vida en otra parte, no podría vivir nuevamente ahí pero la visitaría una y otra vez.
Aquí van las tres principales razones :
Su equilibrio de vida urbana y outdoors.
Tiene una onda que Nueva York envidiaría. Una soberbia y variada gastronomía, bares muy trendy, muchas terrazas que le dan el toque europeo, tiendas de diseño y no tanto, una escena gay pionera en el continente americano, mercados donde uno podría pasar la vida entera. Toda la modernidad de una gran ciudad se funde con parques gigantes, playas, mar y uno de los mayores centros de esquí de Norteamérica a solo 20 minutos. Cualquier deporte que se le pase por la mente, en Van lo puede practicar fácilmente.
Su arquitectura:
Admito que es difícil encontrar belleza en rascacielos, pero debo admitir que en Vancouver, los edificios del distrito financiero me han maravillado tanto como un art noveau parisino puede hacerlo. Mientras que en el ahora de moda barrio de Gastown, donde a fines del siglo 19 se originó la ciudad, sus edificios de ladrillo en románticas calles aun empedradas, ahora conforman un atractivo patrimonio nacional.
Su diversidad y su gente:
Le dicen Hongcouver por la gran cantidad de asiáticos que han cruzado el estrecho de Bering y ahora viven aquí. Sin embargo, la población de esta ciudad viene de cada punto del planeta, en sus calles y parques se ven todas las razas y todos los sexos, lo que hace que su gente sea de una amabilidad, tolerancia y apertura que hacen de la capital de British Columbia un agrado.
No puedes dejar de ir a:
Granville Island:
Una isla que en realidad es una península y que en los años 70 se convirtió en lugar obligado en una visita a Vancouver. Pintoresco enclave con todo tipo de tiendas, desde outlets de la marca Patagonia a puntos de venta de pequeños yates, desde artesanía indígena a los típicos souvenirs de industria masiva. Pero lo mas atractivo de este pintoresco lugar es su mercado, con comidas y productos del mundo. Imperdible, por lo menos en verano, es comprar algo para comer en uno de sus cientos de stands y sentarse a orillas de la bahía de Vancouver con vista a la ciudad y al mar repleto de deportistas remando algún tipo de tabla o embarcación.
Stanley Park:
Gastown
Canada Place :
Grouse Mountain y Whistler:
Hoteles que recomiendo 100% :
Gastronomia :
En Vancouver lo clásico son las ostras, las hay de una veintena de deliciosas variedades y el clam showder y cada uno de los restaurantes que menciono a continuación las tenían es sus cartas.
Ancora: Peruano - japonés con un toque canadiense y vista al mar y a la pintoresca Granville Island. https://www.ancoradining.com
Cardero: En el sector financiero, continuo a Canada Place, hay que reservar con días de anticipación. OJO : los canadienses comen muy temprano por lo que entre 6 y 8 es muy difícil encontrar disponibilidad.
Lift : Frente a Stanley Park y también con vista al mar. Si es posible elija la terraza en verano. http://liftbarandgrill.com
Provence: Probablemente el mejor restaurante de Vancouver. Aqui hay que ir por ostras y champagne del no muy lejano valle de Okanagan. http://www.provencemarinaside.ca
Rodneys Oyster House:
Este no tiene vista, pero si la mas exquisita clam showder ( caldillo de almejas ) y uno delos mas entretenidos ambientes en Gastown.
https://rohvan.com
OEB: Especialista en desayunos tienen el típico plato canadiense llamado poutine ( generalmente un gran plato de papas fritas bañadas en jugo de carne) en versión saludable, puede ser con huevos, palta, fruta o muesli, usted decide y puede crear aquí su propio poutine, aunque del que mas se jacta el chef es el llamado Gold Digga ( buscador de oro) una mezcla de papas a las hierbas en grasa de pato, huevos pochados, natilla, cerdo de Berkshire asado y salsa holandesa. Yo preferí algo mas liviano y volví una y otra vez por el espléndido cafe y la vista a las cumbres nevadas y la hermosa bahía de la ciudad.
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